viernes, 11 de abril de 2008

Mensaje en una botella – Una carta en una botella escondida durante 90 años



Ayer os decía que en cualquier momento y en todas partes, hay un montón de mensajes en una botella esperando ser encontrados. En cualquier rincón nos podemos encontrar una...


Lo que ayer era una entrada hoy quiero convertirlo en una sección.


Os quiero traer los mejores mensajes en botellas que pueda encontrar. Al igual que con los desencuentros en esta sección procurare traer los más tristes, los más alegres, los más dulces, los más divertidos...


Lo más sorprendente de todo es que esos mensajes son al igual que los desencuentros...totalmente reales y están en todas partes.


Hay mucha más gente de la que nos imaginamos, que está deseando que las botellas que en su día lanzaron al mar...lleguen por fin a alguna playa.


Quiero reestrenar esta sección con el que quizás es el mensaje más real y antiguo que voy a postear. Espero que os guste.


Ha permanecido oculta durante 90 años escondida en una botella de cerveza, no porque la carta no llegara a su destinatario sino porque su receptor, un soldado americano de la Primera Guerra Mundial que luchaba en Francia, decidió enterrarla quizás para que no fuera destruida durante los bombardeos alemanes.


Unos arqueólogos franceses que exploraban antiguos asentamientos merovingios del siglo VII en la región francesa de Lorena la han encontrado.


La misiva, de cuatro páginas, fue enviada desde Oklahoma el 15 de julio de 1918 al sargento norteamericano Morres Vickers Liepman por un pariente que firmó como "tío Pete".

La opinión pública de EE UU ante la guerra o las dificultades de encontrar mano de obra son las conclusiones que pueden extraerse de la carta.


Pero junto a ello, el texto refleja el profundo racismo que imperaba en un sector de la población: tío Pete critica abiertamente la inclusión de soldados negros en el ejército norteamericano.

El Instituto Nacional Francés de Investigaciones Arqueológicas, que conserva el documento, ha intentando sin éxito buscar a los descendientes de Liepman. Pero ha logrado reconstruir pequeños retazos de la vida del soldado.


Estudió en Kansas hasta julio de 1917, momento en el que partió hacia Europa para combatir en la Primera Guerra Mundial.


En otoño de 1918, su unidad acampó en el bosque de Haye, cerca del lugar en el que ha sido encontrada la botella. El sargento regresó a EE UU en 1919.

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