En un lugar de Madrid, de cuyo nombre nunca voy a olvidarme ... (capitán haya)
En un lugar de Madrid, de cuyo nombre nunca voy a olvidarme, todas la mañanas se desata la magia, junto a desayunos, caras dormidas y camareros hábiles, destaca una mujer con ojos de mirada infinita, expresión triste pero serena, manos finas y graciosas, y una sonrisa que apenas se nota pero enloquece, lectura pausada y tranquila, café muy al estilo de está mágica ciudad y algo sencillo para comer, conforman su elegante presencia en mi matinal rutina diaria. …
Al mismo tiempo se desata en mi interior una batalla, donde mis armas preferidas son las miradas y las sonrisas, las suyas su gracia y su elegancia. En esta guerra se lucha por caer rendido, por lograr ceder terreno, se gana solo si caes prisionero para estar preso tras la paz de unos ojos que prometen una eterna felicidad, y para estar a merced de unos labios que rebosan una sensualidad única .
8:00 de la mañana, la batalla finaliza, ella nuevamente abandona, me deja en libertad una vez más, su sonrisa se hace más pícara, parece recordarme que no es hora de finalizar esta guerra, que restan batallas, a modo de tratado de paz mueve sus muñecas y dice adiós con su fina mano y hasta pronto con una caída de parpados, finalmente abandona el sitio como un ángel que abandona el paraíso.
La cafetería EMYFA de capitán haya queda vacía aun estando llena de personas cansadas, yo guardo en la memoria esos ojos, ese pelo fino rubio, esa elegancia en los gestos y al andar, ese vestir sencillo, esa voz con mil acordes agudos y sobre todo el olor que ha dejado su blusa blanca, mañana tengo una nueva batalla, espero que no sea el final de esta guerra y si es así espero perderla para caer prisionero de sus noches sus ojos y su cuerpo para siempre.
Muchacha (Capitán Haya)
Muchacha de ojos infinitos, en la cafetería EMYFA de Capitán Haya continúa nuestra particular guerra, batallas sin fin de miradas y sonrisas, gestos que provocan, que nos proponen pasar a otras armas no convencionales como las palabras, pero parece que aún queremos medir los terrenos o tal vez lo que no queremos es terminar nunca esta sensual forma de acercarnos.
Hoy vestías de traje diplomático, rayas blancas muy finas en tu pantalón ajustado y dibujando tu silueta y que gracias a tus piernas se convertían en infinitas, blusa blanca con un ligero escote, mirada fugaz y un poco esclava del stress y de tu móvil. Perfume de un millón de secretos escondidos gafas que descubro por primera vez, manos con movimientos casi exóticos. Ya ves, ¿como no caer en la provocación de tus armas de mujer? Hoy la batalla era diplomática por eso hoy te dedico lo mejor de la diplomacia, las palabras:
Muchacha me voy a ahogar
En la luz de tu mirada
Que playa quieta y callada
En tus ojos al mirar
Eres dueña de mis sueños
Mirarte dulce castigo
A todas partes conmigo
Llevaría tu color
¿Te le escapaste a un pintor,
Que la pintar soñó contigo?
Fin de la "guerra de las miradas" en Capitán HAYA o un nuevo comienzo? (CAPITAN HAYA)
Hoy sobre el campo de batalla flotaba el presagio del fin de esta tormenta de amor, desde temprano las miradas y los gestos llegaron enérgicos y deseosos, la tensión crecía por segundos, mi corazón se agitaba, a punto de estallar, la sangre corría como un torrente de un río desbordado que busca desesperadamente el mar.
Si otras armas que mi deseo de conocerte y en mi mano derecha una rosa roja (recurriendo, aunque con matices, al consejo de una desconocida seguidora…), me lancé cual suicida hacia tu mesa. El encuentro me recordó al impacto del aire fresco, puro y lleno de mil aromas que produce la llegada a la sierra de esta mágica ciudad.
No alcanzaba a oír mis palabras, pero si las tuyas, - claro, puedes sentarte… encantada de conocerte… mi nombre es…., por supuesto…. Gracias es muy bonita. En segundos supe que me iba a rendir, sabia ya que la guerra había terminado y al extender mi mano derecha para entregar mi arma inofensiva que de alguna manera te abría mis puertas, mi cabeza dibujó aquel conocido fresco, solo que a un lado estaba yo, al otro tu, con ese característico misterio en los ojos, esa profundidad en tu mirada, ese perfume indescifrable y esa media sonrisa, a nuestro lado los cómplices de todas las batallas pasadas, los hábiles camareros con una extraña sonrisa de satisfacción y la cafetería EMYFA de capitán haya toda cubierta de una inmensa paz y tranquilidad, así quedaba sellada mi particular rendición de Breda
…Debo marcharme, y muchas gracias, mañana el café va por mi..., y así, con mi rosa en su mano, con un movimiento inigualable de muñecas me dedico un adiós y se marcho dejando el aire, mi mañana y me esperanza impregnada de ese olor que nunca podré ya olvidar.
Me temo que se avecinan nuevas batallas, pero en estas intentaré que las fuerzas estén del mismo bando.
Salí hacia mi rutina diaria pensando en toda la ayuda recibida por esa desconocida seguidora que recogió mi botella lanzada a este extenso océano que es Internet y en este particular mar de desencuentros, en tiempos tan extraños en los que vivimos, mientras existan personas así de sensibles, soñadoras y románticas estaremos salvados porque quedará esperanza , a ella va dedicada mi derrota…. Gracias
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