domingo, 13 de abril de 2008

El Plan Madagascar


Continuamos con la saga histórica sobre la “Alemania Nazi” iniciada hace ya 2 entradas –se que esta sección te encanta Quique- y retomando el hilo del primer post, hoy quiero contaros un capitulo que finalmente no se llevo a cabo pero que de haber sido así, probablemente no se hubiera llegado a la exterminación masiva de 6 millones de Judíos.

Hoy quiero que conozcáis EL PLAN MADAGASCAR que no es otra cosa que el último proyecto a gran escala planeado por el Régimen Nazional Socialista, para resolver el problema de la cuestión judía mediante la emigración.

Creo que el artículo de hoy es sumamente interesante por varios motivos, primero porque es una parte de la historia totalmente desconocida para la gran mayoría de la gente y Segundo porque en este artículo se nos desvelan aspectos totalmente desconocidos y sorprendentes como puede ser la negación por parte del Gobierno de Polonia a hacerse cargo de sus propios judíos, o como Estados Unidos y otros países de Europa Occidental solo aceptaban judíos con importantes recursos económicos.

En definitiva, que por muy largo que os parezca el artículo de hoy, os debo recomendar su lectura y como siempre os recuerdo que esta información procede de fuentes de completa confianza http://www.forosegundaguerra.com/.


Desde la toma del poder por los nazis en 1933, se dictaron numerosas disposiciones destinadas a marginar a los judíos de todas las esferas relevantes de la sociedad alemana, para lo que, desde el primer día, se adoptaron medidas tales como su expulsión de la Administración Pública, la prohibición de desempeñar numerosas profesiones, la prohibición de contraer nuevos matrimonios mixtos, etc., pero en esas fases iniciales no existía ningún plan ni ningún proyecto para deportar a los judíos y mucho menos para exterminarlos.

A lo más que aspiraban en ese momento los nazis era a provocar la emigración inducida de todos los judíos, y, de hecho, las medidas antes citadas trajeron como consecuencia la salida del país de varios miles de ellos. Sólo cuando la emigración se reveló a los nazis como un método ineficaz para resolver la cuestión judía, es cuando se optó por el exterminio; dicho de otra manera, los nazis empezaron a matar sistemáticamente a los judíos cuando se agotó la política de emigración.

Los primeros planes de emigración forzosa se idearon en 1938, tras el Anschluss de Austria. Cuando Hitler llegó al poder en 1933, Alemania contaba con 520.000 judíos. Cinco años después, la emigración y las muertes habían reducido esa cifra a 350.000. Sin embargo, en marzo de 1938, cuando Austria fue anexionada al Reich, se añadieron otros 206.000, lo que elevó la cifra total de judíos residentes en la nueva Alemania a 556.000.

Por si ello no era suficiente, la anexión de los Sudetes checos y la ulterior formación del Reichsprotektorat de Bohemia y Moravia en 1939 agravaron aún más el problema, al añadir un número suplementario de 357.000 judíos. Además y para desesperación de los nazis, en el caso de Austria y Checoslovaquia se daba la paradoja de que muchos de los judíos allí residentes habían emigrado anteriormente desde Alemania en el periodo anterior a 1939.



Como primera solución, en octubre de 1938 el Ministerio Alemán de Asuntos Exteriores comenzó a censar a todos los judíos, lo que le permitió comprobar que cerca del 10% de los judíos residentes en el Reich tenían nacionalidad polaca. Sin embargo, cuando las autoridades alemanas solicitaron del gobierno de Varsovia que se hiciese cargo de sus judíos, los polacos se negaron en redondo.

En previsión de que los judíos polacos optasen por retornar en masa a su país, el 6 de octubre de 1938 el gobierno polaco dictó un decreto que establecía que los titulares de un pasaporte polaco residentes en el extranjero sólo podrían regresar a Polonia si, con carácter previo, su pasaporte era sellado por un diplomático que, tras examinar cada caso, autorizase dicho retorno.

La situación llegó al extremo de que, a finales de octubre de 1938, los alemanes embarcaron en trenes a varios miles de judíos polacos con el fin de trasladarlos a Polonia. Al llegar a la frontera, se encontraron con que los polacos no sólo se negaban a aceptar a sus propios judíos, sino que, además, en sentido contrario llegaban a la misma frontera trenes polacos cargados con judíos alemanes residentes en Polonia que el gobierno de Varsovia deseaba expulsar. Durante varios días, los trenes permanecieron parados en tierra de nadie entre cordones policiales alemanes y polacos.

Alemania optó entonces por negociar la expulsión de sus judíos a varios países de Europa occidental y a Estados Unidos, pero, tras unos comienzos prometedores, el flujo migratorio se detuvo porque la mayor parte de estos países sólo aceptaban judíos que hubiesen acreditado suficientes recursos económicos para vivir con holgura en sus nuevos países de acogida.



Esta situación llevó a Hitler a señalar, en su célebre discurso pronunciado el 30 de enero de 1939 en el Reichstag:

Cita:
"Es un vergonzoso ejemplo observar hoy cómo el mundo democrático se disuelve en lágrimas de lástima, pero, después y a pesar de su obvio deber de ayudar, cierra su corazón al pobre y torturado pueblo judío"

Con el estallido de la guerra, la emigración de los judíos se detuvo casi por completo, y las autoridades alemanas concibieron la idea de expulsar y concentrar a todos los judíos de la Europa ocupada en un solo lugar; el proyecto comenzó a fraguarse en la Sección III de la Abteilung Deutschland del Ministerio de Asuntos Exteriores, que acabó trasladando la idea al Departamento Central para la Seguridad del Reich, el RSHA, dirigido por Reinhard Heydrich, quien quedó tan entusiasmado con el proyecto que se lo apropió.

A comienzos de 1940, el SS Reichsführer Heinrich Himmler era partidario de deportar a todos los judíos europeos a la zona no anexionada de Polonia, el Generalgouvernement, pero esta idea no prosperó porque, desde el principio, contó con la tenaz oposición de Hans Frank, quien se vio apoyado por Hermann Göring. Tras la conferencia de Evian, Himmler finalmente se decidió por Madagascar y, el 29 de mayo de 1940 planteó la idea a Hitler, quien, de inmediato, la aceptó. Francia, por supuesto, no debía suponer ningún problema dada su inminente capitulación.


Tanto las SS como el Ministerio de Asuntos Exteriores estaban de acuerdo en que este plan era mucho más interesante que otro similar ideado por Eichmann -que abogaba por trasladar a todos los judíos europeos a Palestina-, y ello por dos razones: por un lado, porque en 1940 Palestina estaba poblada, fundamentalmente, por musulmanes y cristianos, con lo que no era aventurado pensar que la súbita llegada de miles de judíos acabaría generando enormes problemas; por otro lado, porque Heydrich pensaba que, manteniendo a todos los judíos europeos en una isla bajo soberanía alemana, sería posible utilizarlos como rehenes en caso de que sus hermanos de sangre norteamericanos se mostrasen hostiles hacia Alemania.

El 18 de junio de 1940 y en el curso de una Conferencia que tenía por objeto discutir el destino de la ya derrotada Francia, Hitler y Ribbentrop informaron a Mussolini y a su Ministro de Asuntos Exteriores, el conde Ciano, del nuevo Plan-Madagascar.

El 20 de junio, Hitler informó del proyecto al Großadmiral Raeder, el cual se mostró reacio a la isla de Madagascar, sugiriendo, en su lugar, la zona norte de la colonia portuguesa de Angola, pero esta última idea no satisfizo a Hitler. El 17 de agosto de 1940 y tras una entrevista con Hitler, el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels anotó en su diario:
Cita:
"queremos despachar a los judíos a Madagascar. Allí podrán ellos construir su propio Estado"



El 24 de junio, Reinhard Heydrich informó por carta a Ribbentrop de que se había optado por una territoriale Endlösung der Judenfrage (solución final de carácter territorial para la cuestión judía), y que la misma sería llevada a cabo con el trabajo conjunto de las SS y del Ministerio de Asuntos Exteriores.

A partir de ese momento, Heydrich ordenó detener la creación de nuevos guetos en el territorio del Generalgouvernement polaco, y acordó con Eichmann poner fin a las deportaciones de judíos que, desde 1939, venían haciéndose con destino a las zonas del Generalgouvernement.

El Madagaskar-Plan Hitler y Ribbentrop encargaron a Franz Rademacher, Referatsleiter für Judenfragen (encargado de asuntos judíos) en el Ministerio de Asuntos Exteriores, la redacción de un plan para llevar a efecto la deportación de los judíos europeos a Madagascar.


Rademacher presentó un proyecto inicial el 3 de junio de 1940 que incluía tres posibilidades para resolver la cuestión judía: 1ª.- Asentamiento de todos los judíos de Europa en Madagascar. 2ª.- Deportar a Madagascar sólo a los judíos de Europa occidental y central.

Los judíos de la Europa oriental serían deportados a Lublin, donde serían mantenidos como rehenes para asegurar un comportamiento amistoso por parte de los judíos de Norteamérica. 3ª.- Deportar a Palestina a todos los judíos. Esta solución entrañaba el riesgo, según Rademacher, de crear una "segunda Roma" que terminase por convertirse en destino de los judíos de todo el mundo.

Rademacher terminó de redactar la versón definitiva de su plan el 2 de julio de 1940 con el título "Die Judenfrage im Friedensvertrag" (La cuestión judía en el Tratado de paz). En él se especificaba que Madagascar debía convertirse en un hogar judío bajo soberanía alemana, y que la isla debía ser configurada a la manera de un Großghetto.

El proyecto preveía trasladar a Madagascar a un total de 4 millones de judíos (sin contar con los judíos polacos y rusos). Además, Rademacher proponía las siguientes medidas:


1ª.- El Ministerio de Asuntos Exteriores firmaría un Tratado de Paz con Francia y con el Reino Unido.
2ª.- El Gobierno de Vichy cedería a Alemania la colonia de Madagascar.
3ª.- Alemania conservaría en todo momento la facultad de establecer bases aéreas y navales en la isla.
4ª.- Los 25.000 colonos europeos de la isla (en su mayor parte, franceses) deberían evacuar Madagascar.
5ª.- Para garantizar la emigración de los judíos se impondría un reasentamiento forzoso.
6ª.- El proyecto se financiaría con las propiedades y valores que los judíos dejasen en Europa.
7ª.- El transporte sería coordinado por la Cancillería del Führer.
8ª.- Las SS se ocuparían de reagrupar en Europa a todos los judíos y de trasladarlos a Madagascar.
9ª.- Para las labores de propaganda quedarían autorizados al efecto el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Instrucción Popular y Propaganda.
10ª.- La isla quedaría bajo el mando de un Polizeigouverneur designado por Heinrich Himmler. Los judíos únicamente podrían participar en organismos administrativos de carácter local.


La responsabilidad para ejecutar el Madagaskar-Plan recayó directamente en las SS, concretamente, en el SS Obergruppenführer Reinhard Heydrich, que, en su condición de Leiter des RSHA era el máximo responsable de todas las cuestiones judías, y en el SS Obersturmbannführer Adolf Eichmann, que como Leiter des Referats IV-D-4 bzw. IV-B se ocupaba de las deportaciones, y, en consecuencia, sería el competente para reunir la flota que habría de trasladar a los judíos hasta Madagascar.

De acuerdo con los cálculos del propio Eichmann, cada año deberían ser trasladados hasta la isla un millón de judíos durante un periodo total de cinco años. La ejecución del Madagaskar-Plan nunca se llevó a efecto.

La paz con Gran Bretaña no llegó a firmarse y es obvio que, en tiempos de guerra, la flota alemana no era capaz de desplazarse hasta África atravesando mares controlados por la Armada inglesa.

A ello había que añadir que el Gobierno de Vichy nunca aceptó la idea de ceder a Alemania la colonia de Madagascar. Por todo ello, a partir del mes de septiembre de 1940 el Madagaskar-Plan fue enterrado definitivamente, pese a lo cual todavía el 3 de diciembre de ese mismo año Eichmann terminó de cuadrar sus números y fijó en 6 millones los judíos que habrían de ser trasladados a la isla.

El plan Madagascar fue el último esfuerzo a gran escala para resolver la cuestión judía mediante la emigración. A partir de entonces, la "solución final" consistiría en la guetización y en el exterminio de los judíos.

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